1961En 1946 se aprobó el Plan General de Ordenación de Valencia y su Cintura que, diseñado con principios globales y metropolitanos, incorporaba nuevos criterios urbanísticos como la posibilidad de utilizar tipologías edificatorias alternativas a las utilizadas en la ciudad histórica y en los ensanches. Las zonas de expansión futura situadas al norte del Paseo de Valencia al Mar se planificaron mediante manzanas definidas por construcciones en edificación abierta. Una de ellas, ubicada junto al camino nuevo de Alboraya (actual calle de Jaime Roig), fue elegida por la República Federal de Alemania para construir el nuevo Colegio Alemán. Tras la aprobación municipal de las alineaciones, alturas y disposición de los diferentes volúmenes en la parcela, el proyecto definitivo, exhaustivamente dibujado y modelado, fue redactado en Berlín por los técnicos de la Dirección Federal de Obras, con Eberhard Becker como arquitecto-jefe y Rudolph Ahlwarth como ingeniero responsable de las estructuras. La adaptación al lugar, el diseño de los elementos ornamentales y las instalaciones exteriores, y la dirección de las obras corrió a cargo del arquitecto alemán Dieter Weise con la ayuda de los valencianos Pablo Navarro y Julio Trullenque. Realizado fundamentalmente con tecnología alemana, pero incorporando muestras relevantes de cerámica valenciana, es un conjunto arquitectónico pionero en Valencia en cuanto a la utilización de códigos estilísticos absolutamente modernos, basados en las investigaciones realizadas en el seno de la Bauhaus, que consiguen integrar las distintas funciones educativas y que las proyectan dinámicamente en la forma y escala adecuadas al marco urbano en el que se sitúan. El Colegio, diseñado para 600 estudiantes desde párvulos hasta educación secundaria, lo constituyen tres edificios de diferentes alturas que, unidos por un pasaje cubierto, se articulan en torno a un generoso patio. El primero de ellos es un volumen prismático de cinco plantas, permeable la baja y con una racional distribución de escaleras, pasillos y aulas las cuatro superiores. Sus dos largas fachadas reciben tratamiento compositivo diferenciado según su orientación, con alternancia de superficies acristaladas y paños opacos revestidos con piezas de gres de Nolla en la norte o principal, y secuencias horizontales de ventanas corridas con estructura superpuesta de protección solar en la sur. El segundo es también prismático, tiene una sola planta y alberga el gimnasio y el salón de actos; y el tercero es de forma dentada y sus pequeñas aulas, con extensión en jardines privados, se destinan al parvulario. El conjunto se completa artísticamente con un mural interior realizado por Heinrich Schwarz y una escultura aerodinámica exterior de Andreu Alfaro. El Colegio, que ha sufrido recientemente la transformación radical de la zona del parvulario, recibió en 1961 el premio anual del Colegio de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria de Valencia y su Provincia, y desde 1996 se encuentra incluido en el Registro Internacional DOCOMOMO (Documentación y Conservación de la Arquitectura del Movimiento Moderno). Texto extraído de la "Guía de Arquitectura de Valencia" (S.I.)
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