1913 A las nueve de la noche del 31 de diciembre de 1890 salía de los talleres de La Maquinista Valenciana, la grande y regia figura. Durante cinco largas horas, en un complicado y lento avanzar, la estatua de Jaime I a caballo recorrió las calles de Valencia en su traslado desde el taller de fundición hasta la plaza de la Aduana. Un gentío inmenso presenció la operación. Guardas de los jardines municipales, con hachones alumbraban la carrera, mientras una sección de caballería abría paso entre la multitud que difícilmente podía ser contenida por fuerzas de la guardia civil y de la guardia municipal. A las dos de la madrugada llegaba la estatua junto al pedestal (S.L.)
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